15 de julio de 2013 - PLAYAS DE ELAFONISI/ CHANIA
Hemos amanecido en Chania, más o menos temprano, pero con la intención de abandonar pronto la ciudad para dirigirnos a una de la más hermosas playas de Creta.
Situada en el extremo sudoeste de la isla, las playas de Elafonisi, gozan de merecida fama. Sabíamos, y fue verdad, que no íbamos a estar precisamente solos y, ya en la carretera nos hemos encontrado con varios autobuses que seguían nuestra misma dirección.
El camino de acceso, no tiene demasiada buena fama. Una vez que se abandona la única autovía (la del Norte) con que cuenta la isla hay que dirigirse, por el interior, dirección Sur y más tarde hacia la costa, dirección oeste. La verdad es que no nos ha parecido tan terrorífico como imaginábamos. Hemos llegado sin demasiada dificultad. Será que estamos acostumbrados a las carreteras de los Pirineos o que, tomamos como referencia Rodas, donde los puntos a los que íbamos no aparecían ni en los mapas.
Por otra parte hemos adquirido la costumbre nacional de conducir por el arcén y vamos menos sobresaltados que en los pasados días.
Llegados a la playa, vemos que su fama es más que merecida y, por otra parte, como también sabíamos, la playa es tan grande que, a pesar de la masiva afluencia de turismo, hay sitio para todos y se puede disfrutar (aunque sea en compañía) de una de las más bonitas playas con la que nos hemos encontrado nunca.
A nuestras hijas les falta el tiempo para lanzarse al agua.
Es una maravilla. Aguas transparentes y cálidas, arena suave y rosada.
Hay un pequeño islote en el interior al que todo el mundo accede caminando, como parte de las diversiones del lugar.
Nosotros optamos por colocarnos en el islote para estar más tranquilos. Debíamos estar divertidos pasando en expedición por entre las aguas, con las mochilas, las chanclas y nuestra sombrilla.
A nuestras hijas les falta el tiempo para lanzarse al agua.
Es una maravilla. Aguas transparentes y cálidas, arena suave y rosada.
Hay un pequeño islote en el interior al que todo el mundo accede caminando, como parte de las diversiones del lugar.
Nosotros optamos por colocarnos en el islote para estar más tranquilos. Debíamos estar divertidos pasando en expedición por entre las aguas, con las mochilas, las chanclas y nuestra sombrilla.
Por supuesto, no tenemos más planes para la mañana, salvo disfrutar del entorno y retenerlo en nuestras pupilas para los duros días de invierno.
Volvemos temprano, porque tenemos intención de hacer una visita en condiciones adecuadas, sobre todo en cuanto a luz se refiere, de Chania.
Así es que, tras una renovadora ducha salimos a hacer un pequeño recorrido por la ciudad, que nos permita descubrir mejor algunos de sus rincones que, ayer por la noche, aunque pasáramos por ellos (como así fue) no supimos apreciar.
Partimos del puerto, que ahora vemos en todo su esplendor y, que es la verdadera estampa de Chania.
Aunque lo realmente típico son las pintorescas casas venecianas, la mayoría muy cuidadas, otras no tanto, que forman el armónico conjunto característico de la que es, posiblemente la ciudad más bonita de Creta.
Vamos adentrándonos por el laberinto de callejuelas que conforman la parte de atrás y, encontramos, sobre todo, muchos puestos de venta de todo, algunos decorados con gran esmero para que no rompan el conjunto.
A un lado de Odos Khalidon (donde también tenemos nuestro alojamiento) se encuentra la catedral de Chania.
Su interior ya no nos sorprende, porque ya conocemos la riqueza ornamental del culto ortodoxo con sus hermosos iconos.
Nuestro itinerario de puntos más interesantes no nos impide seguir perdiéndonos por aquí y por allá buscando siempre el camino menos corto para llegar a nuestro destino. Única manera de ir encontrando lugares que nos llaman la atención por su cuidada puesta en escena.
Conforme dejamos atrás la zona más turística, la normalidad se va imponiendo. Eso nos gusta, ver el lado más auténtico de los lugares que visitamos, aunque no siempre es fácil.
Mención especial a la zona llamada Plateia, en la que se encuentra Agios Nikolaos, convertida en mezquita por los turcos, que conserva su minarete.
Este lugar, algo más escondido, tiene mucho encanto y aunque también hay turistas, se ve a gente normal disfrutando del descanso vespertino, tomándose sus cafés o cervezas, conversando o jugando a backgammon con mucha soltura.
Nos quedamos un rato disfrutando del ambiente y cuando nos parece callejeamos ya, a nuestro aire, intentando encontrar esa autenticidad que una ciudad cien por cien turística, como Chania, también posee.
Volvemos, poco a poco hacia la zona del puerto donde, al igual que ayer, encontramos mucha (demasiada) animación y nos mezclamos con la riada de gente que viene y va, buscando un lugar adecuado para cenar. Mientras tanto, nos paramos ante las tiendas, que exponen ante nuestros ojos mil y un objetos, como si fuera un inmenso bazar que, decididamente sí nos recuerda la ciudad de los cruzados de Rodas capital.Nos quedamos un rato disfrutando del ambiente y cuando nos parece callejeamos ya, a nuestro aire, intentando encontrar esa autenticidad que una ciudad cien por cien turística, como Chania, también posee.
Dejamos que vaya anocheciendo en esta última noche para nosotros en la que, posiblemente, sea una de las ciudades más bellas de la isla de Creta.
Nuestro viaje todavía no ha terminado...