El yacimiento romano de "Los Bañales" se encuentra en el término municipal de Uncastillo. A escasos kilómetros de Sádaba y más cerca aún de Layana.
Por situar a los lectores no aragoneses, diremos que se halla a noventa y cinco kilómetros al noroeste de Zaragoza capital.
Formó parte de una ciudad cuyo nombre se desconoce.
Es lugar de impresionante belleza y un cierto aire misterioso. Al menos esa fue mi sensación al encontrarme, por primera vez, ante sus majestuosas columnas.
En realidad el conjunto que visitamos, y el que se conserva con el nombre de "Los Bañales", son los restos de las que fueron monumentales termas, construidas a fines del siglo I d Cristo, y del acueducto que transportaba el agua a la ciudad, desde un posible embalse cercano.
Se conservan 32 columnas de las 75 originarias, formadas por sillares desiguales, que sostendrían un canal de madera.
La distancia entre los pilares es de unos 4,25 metros. Sus aguas iban a un depósito y parte de ellas se destinaba a las termas.
De esta ciudad romana, en la que se ha estudiado y se conoce con mayor profundidad únicamente el sistema hidráulico, podemos visitar también una pequeña parte de lo que fue su foro, del que se conservan dos columnas de un pórtico, y del que se sabe poseyó casas con estucos de colores abiertas a una calle bien pavimentada y con aceras.

Hasta aquí una somera información, y la invitación a visitar la propia página web de "Los Bañales" elaborada por la Fundación Uncastillo, en la que igualmente se da cuenta de los numerosos trabajos realizados en las excavaciones.
Y, a partir de ahora, nuestra propia mirada, en un día cualquiera en el que nos acercamos al yacimiento sin más fin que el de disfrutar del entorno y del paisaje, en el que hoy, las amapolas ponen una nota de color y cercanía.
Y, por unos minutos, nos olvidamos de las piedras y de la historia, dejando que nuestras humildes amigas y algunas otras flores silvestres que las acompañan, roben unos cuantos primeros planos, en su efímero momento de esplendor.
Un paisaje que nos acerca al pasado lejano y a nuestras raíces; que nos pone en contacto con nuestros orígenes y que preferimos ver desde la soledad.
Como veremos en una próxima entrada, el cine se ha interesado por este entorno mágico y singular, confirmando nuestra opinión de no entendidos en la materia arqueológica, pero sí convencidos de la fuerza y las posibilidades como imagen impactante, al menos de parte de sus elementos.
Un yacimiento romano enclavado en el corazón de la comarca de las "Cinco Villas", al norte de la provincia de Zaragoza, que hemos querido contemplar dejándonos llevar tan solo por nuestras sensaciones.
Un hermoso paisaje que nos mira, desde la sabiduría de los siglos, envuelto en el silencio.